Como comenté en otro artículo, la novela romántica ha evolucionado con los años. Y no solo han cambiado las protagonistas femeninas, tal como puedes leer en esta otra entrada del blog. También los protagonistas masculinos de la romántica han cambiado al mismo ritmo que lo hacían ellas. Afortunadamente, sino hubiera sido difícil la supervivencia de este género literario.
Porque si algo ha quedado claro es que el amor, para funcionar (en la ficción y en la vida), necesita que ambos estén a la altura. Y nuestros chicos de novela han recorrido un largo camino para estarlo.
El comienzo de los protagonistas masculinos de la romántica: el clásico macho alfa con problemas de comunicación.
Durante décadas, el modelo dominante fue el del protagonista masculino alfa: fuerte, dominante, posesivo y, en la mayoría de los casos, con un trauma oculto. Lo sabíamos todo por su mandíbula apretada, sus silencios intensos y su afición a decir “eres mía” pero con una incapacidad de nacimiento a decir “lo siento”.
Este tipo de personaje fue el líder indiscutible especialmente en la novela romántica de los 80 y 90, y aunque hoy lo miraríamos con una ceja levantada, tuvo su momento de gloria. La mayor parte del encanto estaba en ver cómo ese muro de frialdad caía gracias al amor de la protagonista. Bueno, al amor y al aguante infinito que ella mostraba a lo largo de las páginas de la novela en cuestión. Spoiler: a veces caía tarde y mal, pero nosotras seguíamos leyendo igual.
De la rudeza al respeto: protagonistas masculinos en transición.
Con el cambio de siglo y el auge de nuevas voces en la romántica (más diversas, más críticas, más conscientes y también más inclusivas), empezó a surgir un nuevo tipo de protagonista: el macho alfa que va a terapia.
Los protagonistas masculinos de la romántica seguían siendo atractivos (eso que no nos lo quiten, por favor), seguros de sí mismo y con esa aura de intensidad emocional… pero también capaces de reflexionar, pedir perdón y respetar los límites de la otra persona. Ya no gritaban, escuchaban. Ya no eran el centro de todo, empezabna a compartir el protagonismo emocional de la historia.
Este cambio abrió la puerta a héroes más humanos, con luces y sombras, pero, sobre todo, con disposición a evolucionar y al crecimiento emocional.
El nuevo ideal romántico: vulnerable, con humor y comunicativo.
Hoy, los protagonistas masculinos de la romántica ya no tienen que ser tipos duros para conquistar a la coprotagonista. De hecho, lo que más enamora es que sean capaces de hablar de lo que sienten, de cocinar (sin que se lo pidan), de reconocer cuando están perdidos, e incluso llorar y mostrarse abiertamente vulnerables.
Nos encantan los soft boys con carácter, esos que apoyan sin anular, que ríen con nosotras y no de nosotras, que saben acompañar en las batallas sin querer librarlas por su cuenta.
Porque ahora, lo verdaderamente sexy no es el torso desnudo al salir de la ducha, sino decir: “puedes con todo, pero no tienes que hacerlo sola”.
Tipos de protagonistas masculinos en la romántica actual.
La mejor parte de esta evolución es que ahora hay sitio para muchos tipos de protagonistas masculinos:
- El grumpy que derrite su hielo interior.
- El golden retriever humano que solo quiere verte sonreír.
- El mejor amigo que siempre estuvo ahí.
- El rival que termina siendo compañero de vida.
- El que llega roto, pero no espera que le cures.
- El que no tiene abdominales, pero te hace reír hasta que te duela la barriga.
Y todos ellos pueden protagonizar historias intensas, divertidas o emocionantes. Lo importante ya no es su fuerza física o su dominio de la situación, sino su capacidad de construir un amor sano, profundo y real.
Conclusión: lo masculino también se redefine (y menos mal).
La evolución de los protagonistas masculinos de la romántica refleja un cambio más amplio en cómo entendemos el amor y la masculinidad. El héroe perfecto ya no es el que lo controla todo, sino el que se permite sentir, aprender, equivocarse y crecer junto a su pareja. Ahora ellos también se dejan salvar por la chica sin sentirse acomplejados por ello.
Porque el verdadero romance empieza cuando se miran desde la igualdad, con admiración mutua y sin miedo a la vulnerabilidad.
Y tú, ¿cuál es tu tipo de protagonista masculino romántico?
¿Te derrites con los grumpy redimidos? ¿Te hacen ojitos los amigos de toda la vida que esperan su oportunidad? ¿O prefieres al empático que se gana tu amor con respeto y sentido del humor?
Estoy deseando leerte en los comentarios.